lunes, 26 de marzo de 2012

El desnudo de la mujer.

El desnudo de la mujer se convirtió en un género pictórico tal como pudiera ser un bodegón o un paisaje. La belleza del cuerpo femenino es una admiración que se seguirá admirando y adorando hasta nuestros días, pues siempre se ha representado como un ideal de la belleza, digno de admirar. Aun que no siempre lo hemos podido admirar con naturalidad, buen gusto y belleza estética. 
En ciertas épocas hubo más permisividad, por ejemplo en el Renacimiento, cuando se admiraba a griegos y romanos y se copiaban sus desnudos. Pero siempre  bajo un percatado nombre ya sea Venus o Afrodita, diosas del amor carnal, o Diana, o en cualquier caso una dama que salía inadvertidamente de su baño o que discretamente caían sus ropas. Época en la que se tenía gran pudor por enseñar mínimamente un tobillo, el arte en cambio se atrevió poco a poco, aun que con estas "excusas" a mostrar de tal modo a la mujer. Fue entonces Goya el primero que se atrevió a pintar a una mujer de verdad, natural sin referencias a ninguna diosa, su maja desnuda, y ese atrevimiento le costó un proceso de la Inquisición. 

Más tarde llega otro provocador, el francés Courbet que a parte de atreverse a pintar el desnudo masculino, pintó "La siesta", polémico cuadro que llevaba suscitar la homosexualidad entre las dos chicas representadas. Más revolucionó así con "El Origen del mundo". pintura que hoy luce orgullosa el parisino Museo de Orsay, pero que fue escondida de la vista del público hasta 1951. Courbet llevó a su máxima expresión el deseo de ver a una mujer desnuda, representando a una joven que sólo muestra las partes pudendas.






Pero fueron Degas y Toulouse Lautrec los que encontraron el entorno natural para un desnudo, mostrando a sus mujeres en la intimidad del baño. Genio el de Eduardo Sívori cuando en su "El Despertar de la Criada" muestra a la criada que se viste en la soledad y la humedad de un cuarto, mientras es espiada por el ojo de la cerradura.
Es con los vanguardistas cuando vamos encontrando claras representaciones de amantes y señoritas de compañía como la Olympia de Manet, causó un gran escándalo, ya que aunque el público y la crítica aceptaban los desnudos en obras mitológicas, no era así cuando se trataba de un desnudo realista. Explícitamente inspirada en las Venus de Urbino del Tiziano, sin embargo el personaje central resulta ser evidentemente una prostituta parisina.
El desnudo femenino ha sido siempre y será admirada por su belleza, y hoy en día nos podemos seguir deleitando con la fotografía artística ya sin miedos, ni censuras ni pudores.


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